Ruta del Modernismo
Zamora vivió un importante
desarrollo urbanístico y arquitectónico desde mediados del siglo XIX, cuyo
punto culminante fue la etapa modernista. La mejora de las comunicaciones con
la llegada del ferrocarril, el interés por la expansión extramuros tras
autorizarse la destrucción de la muralla y la aparición de industrias,
especialmente transformadoras, fueron los detonantes de la segunda edad de oro
de la arquitectura. Un esplendor al que colaboraron una burguesía que impuso
sus formas de vida, unas autoridades locales conscientes de la importancia de
mejorar la ciudad y unos arquitectos de alta calidad y maestría.
Como consecuencia, entre
1875 y 1930 se elevaron multitud de inmuebles eclécticos e historicistas, otros
de carácter industrial y sobre todo, un notable número de edificios
modernistas, lo que ha permitido la inclusión de Zamora en el exclusivo grupo
de municipios que forman la Ruta Europea del Modernismo, debido a que el
Modernismo zamorano está al nivel del que encontramos en las grandes capitales
europeas. Como en ellas, en Zamora fue un estilo netamente burgués y se
caracterizó por las abundantes líneas curvas, por la combinación de materiales,
por el interés por los contrastes de color, por el alejamiento de la proporción
y de la simetría y por la preferencia por la decoración animal y vegetal.
La importancia de esta
última fue otro de los elementos que hace excepcional el Modernismo zamorano,
pues es una de las pocas ciudades del centro y el oeste de la Península Ibérica
en la que trabajara un arquitecto plenamente modernista y titulado en la
Escuela de Arquitectura de Barcelona. Se trata de Francisco Ferriol, discípulo
y colaborador de Lluís Domènech i Montaner, uno de los grandes protagonistas
del estilo.
Los edificios modernistas
zamoranos no son casos aislados en un tejido urbano sin interés, sino que en
combinación con otros inmuebles eclécticos e historicistas constituyen un
extraordinario conjunto arquitectónico formado por casas, teatros, centros
públicos y de recreo, etc.
El último elemento que hace
excepcional la arquitectura modernista zamorana es su colaboración en la
renovación de la ciudad histórica. El Modernismo de Zamora no se desarrolló ni
en ensanches ni en zonas periféricas, sino que se encuentra en su mismo
corazón. De este modo, los arquitectos modernistas contribuyeron a que la vieja
Zamora, dominada hasta entonces por los recios muros de conventos y antiguas
casonas, diera paso desde finales del siglo XIX a una elegante localidad
burguesa, de calles más ordenadas, de plazas acogedoras y llena de hermosos
edificios donde vivir.
Zamora pertenece al selecto
grupo de ciudades que conforman la Ruta
europea del Modernismo, debido a la calidad y belleza de los edificios de
este estilo que se encuentran en ella.
Los
edificios modernistas más destacados de la ciudad son:
Casa
de Gregorio Prada (1908) en la calle Quebrantahuesos con
vuelta a la calle Renova. Arquitecto Francisco Ferriol.
Casa
de Crisanto Aguiar (1908) en la plaza del Mercado. Arquitecto
Francisco Ferriol.
Casa
de Mariano López (1908) en la calle Balborraz. Arquitecto
Francisco Ferriol.
Casa
de promotor desconocido (Fecha desconocida) en la plaza del
Mercado c.v. a la calle Traviesa. Atribuida al arquitecto Francisco Ferriol.
Casa
de Faustina Leirado (1910) en la calle Balborraz. Arquitecto
Francisco Ferriol.
Casa
de Valentín Matilla (1911) en la Calle Santa Clara. Arquitecto
Francisco Ferriol.
Casa
de Juan Gato (1912) en la calle Nicasio Gallego c.v a la
calle Ramón Álvarez. Arquitecto Francisco Ferriol.
Conjunto
de elementos del Laboratorio Municipal (1909). Ubicado en los
Jardines del Castillo. Arquitecto Francisco Ferriol.
Casa
Montero (1910) en la calle Orejones. Arquitecto Francisco
Ferriol.
Casa
Tejedor (1913) en la Ronda de la Feria c.v a la Carretera de
Sanabria. Arquitecto Francisco Ferriol.
Casa
de Norberto Macho (1915) en la Plaza de Sagasta. Arquitecto
Francisco Ferriol.
Cierre
del Jardín de la casa de Miguel Hervella (1911) en la plaza de San
Martín. Arquitecto Francisco Ferriol.
Portal
de la Casa de Fernando Rueda (1918) en la calle Santa
Clara. Arquitecto Gregorio Pérez Arribas.
Puerta
de la Fábrica de Harinas Bobo (1907) en la Ctra de
Villalpando. Arquitecto Segundo Viloria.
Casa
de Valentín Guerra (1907) en la calle Santa Clara. Arquitecto
Gregorio Pérez Arribas.
Casa
Félix Galarza (1909), en la calle Santa Clara. Arquitecto
Gregorio Pérez Arribas.
Casino
(1905), en la calle Santa Clara. Arquitecto Miguel Mathet Coloma.
Casa
Francisco Antón (1913), en la calle Santa Clara. Arquitecto
Gregorio Pérez Arribas.